Todos ya sabemos que cuando acudimos a una farmacia a buscar el medicamento que nos acaba de recetar el médico, normalmente nos ofrecerán un medicamento genérico. Es decir, un medicamento con un principio activo con unas características comunes a otros medicamentos elaborados por otros laboratorios. Por ejemplo, el acido acetil salicílico está indicado como anti inflamatorio, y así lo encontraríamos como medicamento genérico, mientras que Bayer, utilizando ese principio activo, elabora la Aspirina.
En las ópticas ocurre lo mismo. Tenemos lentes “genéricas”, pero ¿Qué son las lentes genéricas?
Cuando un laboratorio lanza un producto nuevo al mercado, normalmente son mejoras de producto, que hacen que nuestras lentes sean mejores año a año. Entonces, ¿Que ocurre con los diseños de lentes “viejos”?. Fácil, los introduce en el mercado de los genéricos.
Es decir, tenemos lentes, progresivas y monofocales, con diseños más que probados, pero que ya han sido retirados del mercado porque ya han sido actualizados.
De hecho, TODAS las ofertas que nos ofrecen los distintos establecimientos de óptica, están basados en lentes genéricos.
Es ahí en donde reside la gran ventaja de las lentes genéricas: el precio
Por ejemplo, una pareja de lentes monofocales con tratamiento anti reflejante, puede costarnos unos 50€.
De la misma forma que las lentes progresivas “de marca” tienen diferentes gamas, las lentes progresivas genéricas, también. Y dependiendo de su “origen”, podrán funcionar bien o muy bien